Alrededor de cincuenta entidades sociales, 200 profesionales y mil voluntarios colaborarán con el departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco para responder a las situaciones de exclusión y pobreza provocadas por la pandemia.
La consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Beatriz Artolazabal, ha presentado en rueda de prensa los programas para la atención de situaciones de exclusión y pobreza. En la Comunidad Autónoma vasca más de diez mil personas se beneficiarán de los diez programas contemplados en el fondo de 10 millones de euros diseñado para paliar las situaciones de riesgo, exclusión y/o pobreza derivadas del Covid-19.
El nuevo Fondo está estructurado en una decena de programas concretos para atender a familias con falta de recursos; atención psicológica a personas en situación de vulnerabilidad; refuerzo y mejora de alojamiento de personas sin hogar; así como dispensación de medicamentos y consumos sustitutivos. Para su desarrollo se contará con la participación de doscientos profesionales y mil voluntarios.
También habrá cuantías concretas para generar un stock de materiales de protección; para impulsar alternativas de alojamiento para personas que la han perdido por la crisis sanitaria; alternativas de convivencia para jóvenes extranjeros en procesos formativos afectados por la pandemia; refuerzo escolar ‘on line’; e impulso de la red de Solidaridad Organizada, Guztion Artean.
Retos y oportunidades
En la rueda de prensa también han estado el coordinador de Sareen Sarea, Mikel Barturen; así como una decena de integrantes de la comisión contra la exclusión de la Mesa de Diálogo Civil de Euskadi. Entre ellos han estado presentes Aitor Ipiña, de Bizitegi; Estibaliz Barrón, de Gizakia; Borja Doval, de Elkarbanatuz; Carlos Bargos, de Cáritas Bizkaia; José Emilio Lafuente, de Cáritas Gipuzkoa; y Pilar Marijuan, de la Comisión Antisida de Álava.
El coordinador de Sareen Sarea, Mikel Barturen, ha recordado que la situación de emergencia sanitaria ha provocado también una emergencia social y económica. En consecuencia, las organizaciones del tercer sector social han tenido que «redoblar» esfuerzos para atender las necesidades de las familias en situación de exclusión social, exclusión social grave y vulnerabilidad. Por ello, han tenido que buscar respuestas «inmediatas y urgentes» para hacer frente a las situaciones más graves.
“Pasado el momento de emergencia, tenemos un gran reto por delante: continúan confinadas personas, familias y colectivos con nuevas necesidades y viejas necesidades agravadas. Ahora toca preparar respuestas eficaces y diseñar itinerarios para que el regreso a la nueva normalidad, sea en su caso, una oportunidad para la inclusión social y el ejercicio efectivo de derechos fundamentales”, ha señalado Mikel Barturen.